domingo, 20 de mayo de 2012

Ganadería: Notas en torno al sector.

                                                                                                                     Romina Cogley


Introducción:

            A partir de 1975 se inicia en Argentina una etapa de transformaciones profundas en la economía liberal, consolidándose el modelo durante los años noventa.
El proceso de apertura económica desatado en nuestro país, signará un nuevo rumbo en la economía nacional. Este nuevo momento histórico, caracterizado por la transnacionalización, concentración y el creciente endeudamiento externo, socavarán las endebles estructuras industriales de nuestro país[1]. Asimismo, el Estado de protección social, funcional durante el modelo anterior, comienza a desaparecer. En el marco de estas mutaciones, el sector agropecuario no queda al margen de las mismas.
En este contexto, el sector agropecuario, símbolo de crecimiento y desarrollo en momentos anteriores, se ve afectado por transformaciones concordantes al nuevo modelo internacional. En este marco, Arceo plantea que la “mayor rentabilidad relativa de las colocaciones financieras por encima de las productivas condujo a orientar recursos del agro hacia la actividad especulativa”. Esto estipuló una contracción de la superficie agrícola y del stock ganadero. Este último registró una abrupta caída pasando de los 61 millones de cabezas en el año 1977 a 51 millones para finales de la década del ochenta[2].
La incorporación de nuevas tecnologías, la menor inserción en otros mercados, entre otros factores, propiciaron un relegamiento de la actividad ganadera en pos del sector agrícola.
La década del noventa, caracterizada bajo el signo neoliberal, implicó la profundización del patrón de apertura económica y valorización financiera. El sector agropecuario inició este nuevo ciclo bajo parámetros desregulatorios. Es decir, los organismos oficiales encargados de la orientación y supervisión de las actividades agropecuarias, como la Junta Nacional de Carnes, fueron disueltas.
Asimismo, la intensificación de las economías de escala conllevó a la desaparición productores con pequeñas y medianas explotaciones.
A partir de 2001, tras el modelo de convertibilidad y el mantenimiento de un tipo de cambio alto; aparecen signos de mejoramientos en la producción agropecuaria. Este nuevo modelo no benefició a todas las producciones ni a todos los productores por igual, dado que la mayor rentabilidad relativa de la producción agrícola, principalmente sojera, ha conducido a la persistencia del desplazamiento de la actividad ganadera. Las transformaciones y  características que adopta el espacio a partir de estos nuevos parámetros, son objeto del presente trabajo.

El sector ganadero en el contexto internacional:

En su condición periférica, Argentina se integra - a fines del siglo XIX -  como productora de materias primas; específicamente productos agropecuarios de clima templado. Desde su inserción hasta nuestros días, las relaciones internacionales en torno a estos productos, y concretamente los productos ganaderos, han sufrido transformaciones, controversias y matices.
            Con la División Internacional del Trabajo, nuestro país se ha insertado al mercado mundial -  según los requerimientos en cada momento histórico – generando una división interna del trabajo que ha permitido conformar un Sistema Regional. Por tanto, el mismo ha respondido – y responde funcionalmente – a necesidades externas.
            En relación a lo anterior, coincidimos con Sormani cuando explica que “los usos del espacio se modifican históricamente en función del grado de adaptación y de modelado del espacio que el hombre haya logrado en cada momento de su desarrollo, y del tipo de relaciones sociales imperantes que permitieron apropiarse de nuevas fuerzas productivas, utilizándolas en su provecho”[3]: De este modo, según los planteos del autor, podemos inferir que el sistema regional nacional – teniendo en cuenta específicamente el papel que cumple la actividad ganadera – responde a necesidades de consumo externo, generando impactos en el espacio.
            Tomando en cuenta lo expuesto anteriormente, y profundizando en materia ganadera, diversas investigaciones señalan dos etapas en el sector; coincidiendo en un momento de paralización que, si bien comienza en la década del setenta, vale señalar que para mediados del siglo veinte nuestro país muestra los primeros signos de estancamiento. En este período histórico se visualiza una menor relación con algunos socios tradicionales, disminuyendo el comercio en torno a la actividad pecuaria. Considerando un socio tradicional como Gran Bretaña, las relaciones preferenciales y de excepción en el mercado carnico comienzan a desaparecer, lo que se traduce en una menor participación comercial.
            Como ya fue expuesto, luego de 1977 – año en que se registra un récord productivo -  el sector comienza a mostrar rasgos de estancamiento productivo. En el contexto internacional, esto se traduce en la disminución de la participación de las exportaciones nacionales. Esta pérdida de mercados externos, así como el deterioro de ingresos de la población, propiciaron una crisis de productividad en el sector.
            Como consecuencia del estancamiento registrado en la actividad pecuaria, el sector en su conjunto fue afectado, en detrimento o a favor de ciertos productos, generando una reestructuración en la producción, por ende, en el espacio.
            Estas nuevas características que adopta el sector en el escenario global obedecen, como explica Ferrer a las características que debe adoptar un pequeño país periférico. En este marco (…)” su política económica debe reducirse a que los centros de poder organicen la economía nacional, la inserten en el orden global e incorporen capitales, mercancías y tecnologías”[4] (…)
Durante la década del noventa se presentan – tanto en el escenario nacional como internacional -  diversos acontecimientos que afectarán al sector ganadero. En el plano internacional, el ascenso de los precios internacionales y la consolidación de nuevas tecnologías, dieron lugar a la expansión de la frontera agrícola.
La producción ganadera ha sido desplazada de manera progresiva hacia tierras marginales, si bien se difunde dentro de esta actividad el uso de nuevas tecnologías, así como el uso de la inseminación artificial, el engorde a corral y, en materia alimenticia, se modifica el tipo de pasturas y la alimentación se suplementa.
No obstante, frente a estas nuevas demandas externas, el stock ganadero evidencia una contracción, como consecuencia de una caída en los precios internacionales, desalentando la producción  por parte de los productores pecuarios.
En lo que respecta a las demandas internacionales relacionadas al sector para los años noventa, cabe resaltar la Cuota Hilton. La misma representa un cupo de exportaciones de carne vacuna de alta calidad y valor que la Unión Europea otorga a países productores y exportadores de este ganado[5]. Esta exportación es cubierta por empresas frigoríficas y grandes grupos productores del sector en desmedro de los medianos; medida que ha sido adoptada bajo criterios gubernamentales.
            Continuando con las características del sector y su comportamiento frente al esquema mundial durante la década anterior, es menester mencionar diversas enfermedades, que afectaron a la actividad, como el mal de la “vaca loca” y el rebrote de fiebre aftosa. Estas enfermedades tuvieron lugar hacia fines de los noventa y principios del presente siglo afectando a los rodeos nacionales. Por constiguiente, constituyeron una barrera sanitaria y paraarancelaria para el mercado mundial.
            Específicamente, en primer lugar hacia 1998 tiene lugar el mal de la “vaca loca”. Este fenómeno provoca una reducción del 32.5% de las exportaciones de carne bovina. Posteriormente, a mediados de 2000 aparece un rebrote de fiebre aftosa, lo cual determina un cierre gradual de los mercados externos. Para Arceo, este episodio es el que “puso en evidencia la importancia creciente de los mercados externos en la evolución del ciclo ganadero nacional”[6]. El mismo, había perdido importancia desde los setenta.
Frente a este marco, la pérdida de mercados tradicionales, como Estados Unidos, Japón y Canadá, aparecen como factores que determinan la crisis en el sector.
            Como consecuencia del comportamiento visualizado en el sector, y considerando la productividad registrada,       Martínez Dougnac señala con respecto a los bajos índices de productividad una relación entre éstos y los bajos rendimientos de kilogramos por hectárea, así como los bajos índices de preñez y una ausencia de incorporación  tecnológica más moderna.
            De este modo, la caída de precios internacionales, la menor participación del mercado mundial, sumado al aumento de consumo de carnes sustitutas – como la carne aviar – constituyeron factores que favorecieron el escenario para que muchos ganaderos, habilitados por las características de sus campos o disponibilidades financieras, se volcaran a la actividad agrícola, principalmente a la soja. Consecuentemente, estas características hicieron propicia la desaparición de establecimientos ganaderos, principalmente los de menores hectáreas; afectando a la ganadería familiar y generando una mayor concentración de grandes extensiones ganaderas.
            Es relevante destacar que en los últimos años, como señalan Arceo y Basualdo, el sector ganadero ha comenzado a tener un mayor dinamismo en relación a la década anterior, si bien no supera los de los años `70. Lo anterior es el resultado del mejor status sanitario en el ámbito nacional, la elevación del tipo de cambio, así como el incremento de la demanda externa.
            Por último, debemos considerar que si bien el sector muestra una mejoría en el nivel de exportación, no sucede lo mismo en el mercado interno; entre otras causas podemos mencionar el bajo nivel salarial de los trabajadores frente al incremento en el precio de carne vacuna experimentado durante los últimos años.
            Ahora bien, evidentemente el sector ganadero ha mostrado mutaciones a durante las últimas décadas: mostrando signos de estancamiento, contracción y desplazamientos hacia tierras donde, tradicionalmente, no son propias de la práctica ganadera bovina. Consecuentemente, diferentes áreas y espacios son transformados, reconstruidos y articulados según las nuevas demandas. En este sentido, el espacio asume formas y estructuras específicas, según los tipos de organización imperantes que ordenan y legitiman esas prácticas productivas[7] en los diferentes momentos históricos.
            De esta manera, a partir de la última década del siglo anterior, visualizamos transformaciones en el Sistema Regional argentino. El mismo ha respondido a nuevas necesidades en la demanda internacional, a fin de cumplimentar una continua adaptación e inserción en el mercado internacional.

Distribución de la ganadería bovina:


Si comparamos la situación actual del sector ganadero en nuestro país con otros momentos históricos, evidenciaremos que este ya no juega un papel preponderante ó protagónico en el mercado nacional como internacional.
Algunos especialistas plantean que a lo largo del siglo XX se advierte un estancamiento productivo, donde el stock máximo se registra en el año 1977 para, posteriormente, caer estrepitosamente.
En la esfera internacional, el retroceso se percibe si tenemos en cuenta la participación de nuestro país en el mercado mundial de carnes. Específicamente, tomando dos cortes temporales podemos apreciar que Argentina pasa de ser el segundo exportador mundial y el primero en América Latina para el año 1920; a ser el sexto y segundo, respectivamente, para comienzos de los años 90[8].
Si bien las cifras demuestran que es el ganado vacuno el que prevalece, debemos tomar en cuenta que existen zonas que se diferencian claramente en cuanto a la densidad y diversidad ganadera y a las características agroecológicas para la producción de carne.

Cuadro 1: Existencias ganaderas total país según regiones. Año 2002.


Existencias
Bovinos
%
Caprinos
%
Ovinos
%
Porcinos
%
R. Pampeana
36.362.841
74.9
359.402
8.8
2.188.545
17.4
1.550.352
70.9
R. NOA
2.209.424
4.5
1.506.145
37
916.742
7.2
216.049
9.8
R. NEA
7.281.445
15
399.033
9.8
1.072.839
8.5
361.165
16.5
R. Patagonia
899.800
1.8
961.029
23.6
8.253.148
65.7
19.163
0.8
R. Cuyo
1.785.901
3.6
895.785
22
127.630
1
38.075
1.7
Total
48.539.411
100
4.061.402
100
12.558.904
100
2.184.804
100


Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional Agropecuario 2002.

El cuadro precedente nos permite visualizar diferencias en cuanto a existencias ganadera y su distribución regional para el año 2002. En primer término, podemos observar la importancia que representa el ganado bovino por sobre otras especies ganaderas. En términos absolutos cuadruplica, para ese año, al ganado ovino; especie que le sigue en importancia numérica.
Asimismo, los datos relativos nos permiten observar con mayor claridad la distribución regional de cada especie. En este marco, se destaca la región pampeana como principal espacio para el ganado bovino, representando las tres cuartas partes del total de las existencias.
Al respecto, cabe señalar que si bien durante los últimos años el mapa ganadero ha sufrido transformaciones, la región pampeana es la que continúa manteniendo esta supremacía en cuanto al stock. No obstante, aparecen nuevas zonas donde la producción ha crecido en desmedro del área tradicional – pampeana - para la práctica de esta actividad.
                        
Cuadro 2: Evolución stock bovino total país 1988, 1994, 2000, 2002.



1988
%
1994
%
2000
%
2002
%
Total
47075156
100
53156954
100
48686400
100
48539411
100
Pampeana
36544928
77.64
41072041
77.28
37247400
76.53
36362841
74.9
NEA
6489699
13.78
7780838
14.63
7285500
14.96
7281445
15
NOA
1840919
3.91
1914217
3.6
1859700
3.81
2209424
4.55
Cuyo
1408584
2.99
1565303
2.94
1472800
3.02
0785901
3.67
Patagonia
791026
1.68
824555
1.55
821000
1.68
899800
1.8


Fuente: Elaboración propia en base a CNA 1988, ENA 1994, ENA 2000, CNA  2002.

El cuadro 2 nos remite los datos que ponen en evidencia el comportamiento de relocalización y redistribución que afecto al sector ganadero. El mismo nos permite visualizar claramente la evolución en cuanto al stock ganadero regional y su reducción paulatina a escala nacional.
Específicamente podemos observar que si bien el ganado bovino en la región pampeana sufrió una contracción gradual en los diferentes recuentos, continúa manteniendo una hegemonía en relación a otras regiones, representando las tres cuartas partes del stock nacional.
Por su parte, el resto de las regiones registran, de manera heterogénea, un incremento. Algunas regiones, como el NEA, segunda productora ganadera del país, evidencia un importante aumento; pasando a representar del 13.7% en 1988 al 15% en el año 2002 según Censos Nacionales Agropecuarios.
Con respecto a las dem{as regiones cabe resaltar que, si bien se verifica un incremento rn todas, es significativa la presencia de bovinos en el NOA por constituir un área en el cual la frontera ganadera se halla en expansión y, aún no ha completado su capacidad de carga.
Si bien desde la década de los ochenta se evidencia una disminución en el stock ganadero, el año 1994[9] es el que marca un período de caída del volumen de existencias vacunas que se prolongó hasta 1998 (pasando de 53 millones de cabezas a 48)[10]. Esta disminución en el sector ganadero se debe, entre otros motivos, a la transferencia y desplazamiento de la superficie destinada a la ganadería hacia la actividad agrícola. Esto provocó una relocalización de la actividad pecuaria.

Cuadro 3: Superficie sembrada de cosecha gruesa en los últimos años.



Maíz
Sorgo
Girasol
Soja
Total
1994
2781
670
2205
5817
11473
1995
2958
622
3010
6011
12601
1996
3415
670
3410
6002
13497
1997
4153
804
3119
6670
14746
1998
3751
920
3511
7176
15358
1999
3270
879
4243
8400
16792
2000
3651
819
3587
8790
16847
2001
3494
698
1976
10664
16832
2002
3061
591
2050
11639
17341
2003
3084
592
2378
12606
18660
2004
2988
545
1847
14527
19907
2005
3403
617
1966
14400
20386
2006
3190
577
2260
15320
21347
2007
3570
700
2440
16100
22810


Fuente: Rearte, D: Distribución territorial de la ganadería vacuna” INTA. Noviembre de 2007. www.inta.gov.ar

El cuadro 3 pone en manifiesto el importante crecimiento que asumió la producción de soja a partir del año 1994. Para ese año, la producción de soja representa el 50,7% del total del área sembrada, mientras que para el año 2007, la misma abarca el 70,5 % de la superficie agrícola. De esta manera, no solo visualizamos un incremento de la producción sojera – siguiendo los requerimientos mundiales – en la incorporación de nuevas tierras; sino que dentro de la actividad agrícola este producto es el que adquiere mayor importancia en cuanto al volumen de la producción cerealera.
Continuando con nuestro análisis, el fenómeno conocido como la “sojización” de los campos, generó ciertos impactos en el sector de la ganadería, provocando una relocalización y desplazamiento hacia otras tierras que, en muchos casos, poseen menor aptitud para esta actividad. A modo de ejemplo, la pampa húmeda alberga un 60% del rodeo  (6 millones, sólo un millón menos que hace 8 años) Este millón fue desplazado a la región semiárida, pero distribuida en menor superficie. Este comportamiento es conocido como intensificación de la actividad.
Para poder llevar adelante un análisis acerca de la distribución ganadera, es necesario tener en consideración las diferentes actividades que se llevan a cabo en torno al sector. En este sentido, debe tenerse en cuenta las actividades de cría de animales y faena. En algunos casos las mismas se practican en el mismo espacio, mientras que en otros, aparecen especificidades regionales en torno a una determinada actividad.
Si bien la Región Pampeana cuenta con ventajas comparativas para producir con mayor eficiencia que el resto de las regiones, la producción no puede ser adjudicada a estas ventajas.  Las diferencias regionales de porcentajes de stock y faena[11] se deben principalmente a la recría y engorde que se realiza en la pampa húmeda de terneros producidos en el NEA.
Asimismo, también debemos resaltar las diferencias en actividades ganaderas que se realizan en cada región.











Mapa 1: Distribución del ganado bovino

                       
                        Fuente: www.senasa.gov.ar
En términos generales, si bien se evidencia  un crecimiento en el NEA (segunda productora de ganado vacuno), debemos pensar que esta región ya tuvo este proceso. Aparece un crecimiento en la región NOA y la región semiárida central. El NOA crea más expectativas dado que si se puede expandir la frontera ganadera, en comparación con la región semiárida donde hay demasiada hacienda.
Si bien tenemos que con el avance de la producción sojera, la superficie ganadera ha disminuido en unas 11.000.000 has., el stock ganadero se ha mantenido e, incluso, se ha visto un leve crecimiento.  Dicho comportamiento obedece a una intensificación de la actividad.
            Este cambio de actividad en el espacio agropecuario ha sido acompañado por un reordenamiento territorial de la actividad ganadera. De este modo, si bien la región pampeana ha experimentado cambios en sus actividades productivas, no deja de ser la que mantiene una supremacía ganadera.
            Según el Ing. Rearte[12], la pampa húmeda alberga cerca del 60% del rodeo, distribuido en una menor superficie. De este modo, el autor plantea que la actividad en el contexto nacional se ha mantenido porque ha sido intensificada.
Asimismo, dentro de la región se observa una concentración de cabezas hacia zonas netamente ganaderas. En este sentido, cabe mencionar la cuenca del Salado que pasó de albergar del 20 al 22% (aproximadamente) de los vacunos por estar recibiendo ganado proveniente de las zonas mixtas, espacios donde prevalece hoy la producción agrícola.
            Durante los últimos años se advierte un cambio de actividades, dado que mientras la actividad de cría se halla en crecimiento, la invernada – explica especialista del INTA- constituye la actividad más afectada por el avance agrícola. Concretamente, los especialistas explican que en los últimos años se visualiza un incremento de vacas en un 3.4%, la cantidad de novillos ha disminuido en un 7%. Este comportamiento significa que se contrajo la cantidad de terneros producidos en el norte del país que son recriados en la pampa húmeda.
            Continuando con los datos, la región del NEA con   25%  del stock ganadero aparece como la segunda región ganadera del país. Dentro de este espacio, se evidencia una mayor concentración en la provincia de Corrientes, Norte de Santa Fe y Sur de Entre Ríos. Cabe resaltar que estas provincias también han sido de las mas “sojizadas” aunque el stock ganadero se haya mantenido e, incluso,  en algunos espacios aumentado. Lo anterior evidencia un incremento en la concentración de la hacienda, concordante con el resto del país.
            Por último, es importante destacar las transformaciones en cuanto a las actividades que se practican en la región en torno al sector. Específicamente, la región ha dejado de ser primordialmente un espacio de cría para asumir rasgos de ciclo completo[13].
            La región NOA es, quizás uno de los espacios donde las transformaciones parecen ser más evidentes, dado que se visualiza una expansión de la frontera ganadera, la presencia de nuevos inversores y nuevas tecnologías. Esta región, “aún no alcanza la capacidad de carga que las condiciones naturales le permiten”[14].
            Si bien Santiago del Estero y el Norte de Córdoba se sitúan como las principales zonas ganaderas – a pesar de coincidir con el área donde la expansión sojera ha sido importante -  es en el Oeste de Formosa y Salta donde aparece un importante crecimiento; dado que es el área que ofrece mayor posibilidad de expandir la frontera ganadera como consecuencia del desmonte efectuado en la región.
En cuanto al impacto de la cuestión ambiental, el INTA cuenta con un proyecto nacional de producción de carne silvopastoril que, si bien constituye un plan de carácter nacional, la carga tecnológica se halla concentrada en el NOA. Según el Instituto, el proyecto adquiere características de sustentabilidad ambiental por su incorporación de carbono y no degradabilidad de los suelos, si bien la finalidad última constituye lograr una mayor producción de carne por hectárea.
            La región Semiárida constituye el espacio que experimentó inicialmente la redistribución del ganado. Es allí donde se reinstaló la hacienda proveniente de la pampa húmeda durante los años noventa.
            Esta región de caracteriza por recibir stock ganadero de otras regiones – principalmente pampeana-  para practicar recría y engorde en fedd-lots[15].
            Como consecuencia, cabe resaltar que en algunas zonas – como el O de San Luis – se visualizan signos de desertificación, dado que – como señala un informe del INTA – la capacidad de carga de ganado se halla al límite.
            Por último, el incremento en la Patagonia es notable en el valle inferior del Río Negro, especialmente para actividades de recría y engorde de animales.
            Luego de analizar el mapa ganadero por región encontramos, evidentemente, una redistribución del stock. En este sentido, Rearte comento que la concentración ganadera experimentada por la región pampeana no modifica el mapa ganadero, dado que esta región es la que continúa manteniendo el predominio tradicional en el sector.
            Evidentemente, es notable la mayor participación de las regiones extrapampeanas. En algunos, como la región Semiárida y el NEA, se percibe una sobreexplotación, traducido en una intensificación de la actividad, conllevando, para el caso del centro del país, a derivar en un desajuste entre la actividad económica y el medio natural.

Consideraciones finales:

Las páginas precedentes ponen en relieve las características de un sector de la economía argentina, el ganadero, y las transformaciones sufridas como resultado de diversas políticas económicas en el sistema internacional.
A lo largo de las tres últimas décadas, el sector comienza a mostrar signos de estancamiento productivo. Lo anterior se traduce, principalmente, en una pérdida de mercados (algunos tradicionales), por ende una menor participación en el contexto internacional. Asimismo, la  caída de precios internacionales experimentada por la actividad pecuaria fomentó un desaliento por parte de los productores ganaderos, que se volcaron hacia otras producciones por presentar un importante incremento en cuanto a la demanda internacional, como es el cultivo de soja.
Ahora bien, el crecimiento de la soja en Argentina ha provocado grandes transformaciones, no sólo en la balanza comercial sino en el contexto agropecuario total del país. La coexistencia de la agricultura y la ganadería provocó que esta última sufra contracciones en el territorio como consecuencia del  avance agrícola. Este nuevo escenario, producto de las nuevas demandas en el mercado internacional, generó profundas mutaciones en el sistema regional argentino.
Actualmente visualizamos que mientras la región pampeana experimentó una contracción ganadera - si bien continúa manteniendo la supremacía en esta actividad representando casi el 75% del total de producción bovina -  aparecen otros espacios donde ésta se incrementa o bien comienza a practicarse. Mientras que en las regiones semiárida y NEA la actividad registra un incremento durante los últimos registros agropecuarios, encontramos que la región del NOA ha comenzado a transformar su territorio expandiendo la frontera ganadera. En esta última, la presencia de diversos organismos gubernamentales –como el INTA –  aporta nuevas tecnologías a fin de fomentar la producción.  
Por lo tanto, las transformaciones visualizadas en la actividad ganadera durante los últimos tiempos, constituyen el resultado de la inserción de un país periférico y la adaptación ante las nuevas demandas en el escenario global. Consecuentemente, estos cambios impactan territorial y socioeconómicamente en las diferentes regiones. De este modo, el espacio se reconstruye, organiza y modela, asumiendo nuevos roles en concordancia a los requerimientos de los tiempos presentes.

 Bibliografía utilizada

-          Arceo, N – Gonzalez, M: “La transformación del modelo rural” en Le Monde Diplomatique. Nº 107. Buenos Aires, mayo de 2008
-          Arceo,N – Basualdo, E: “Evolución y situación actual del ciclo ganadero en la Argentina” En Revista Realidad Económica 221. IADE. Buenos Aires, Agosto 2006
-          Fernández, S: “El sistema agroalimentario lácteo santafesino a partir de la década del 90. Desafíos y respuestan en el Departamento de San Justo” en Morina, J (comp.): “Neoliberalismo y problemáticas regionales en Argentina. Interpretaciones geográficas” UNLu. Buenos Aires, 2006.
-          Giberti, H: “Carnes ¿Consumo o exportación? En Realidad Económica Nº219. IADE. Buenos Aires, Abril 2006.
-          Gresores, G (otros): “Pasado y presente de la cadena agroalimentaria de carne vacuna: disputas y conflictos” en Realidad Económica Nº222. IADE. Buesnos Aires , Agosto 2006
-          Ferrer, A: “Campo e industria. Una relación difícil” Capital Intelectual. Buenos Aires, 2005.
-          Obschatko, E (otros): “El sector agroalimentario argentino 2000 – 2005” IICA. Buenos Aires, 2006.
-          Sormani, H: “Formación social y formación espacial. Hacia una dialéctica de los asentamientos humanos” Universidad del Noreste, 1974.

En Internet:
-          http://www.indec.gov.ar/: CNA 1988, ENA 1994, ENA 2000, CNA 2002
-          http://www.inta.gov.ar/
-          http://www.senasa.com.ar/

           




[1] Para profundizar en el tema ver Sukup, V: “América Latina, año 2000 ¿unida y dominada? Políticas económicas, desarrollo e integración regional” Facultad de Ciencias Humanas, Universidad del Centro, 2000.
[2] Al respecto cabe resaltar que entre los años 1988 y 2002, las explotaciones agropecuarias se redujeron en 81.000 explotaciones.
[3] Sormani, H: “Formación social y formación espacial. Hacia una dialéctica de los asentamientos humanos” Universidad del Noreste, 1974.
[4] Ferrer, A: “Campo e industria. Una relación difícil” Capital Intelectual. Buenos Aires, 2005.
[5] Actualmente, Argentina posee la mayor cuota - 28000 toneladas -,  representando la mitad de la cuota. (Cabe señalar que actualmente nuestro país podría perder la Cuota Hilton por su incumplimiento durante los últimos tiempos. Aquí es necesario tener en cuenta la menor participación que tienen otros países como Uruguay, Estados Unidos ó Canadá en comparación al nuestro.
[6] Arceo, N – Basualdo, E: “El ciclo ganadero en la Argentina”. En Realidad Económica N 221. IADE. Buenos Aires, agosto de 2006.
[7] Sormani, H: op. Cit.
[8] Gresores G. (otros): “Pasado y presente de la cadena agroalimentaria de carne vacuna: disputas y conflictos”.  En Revista Realidad Económica Nº222. Agosto de 2006.
[9] La mayoría de los especialistas coinciden en que durante este año – y hasta la actualidad- la agricultura se expandió de manera sostenida, ocupando 11 millones de hectáreas, desplazando a la producción de carne.
[10] Si bien en este trabajo se tomaron datos tanto del Ultimo Censo Agropecuario como de Senasa; algunos especialistas consideran que las cifras del Censo subestiman el stock,  mientras que el Senasa toma sus cifras a partir de las vacunaciones anuales del Programa aftosa. Dado que en algunos casos se efectúan doble vacunación, las cifras de este organismo estarían sobreestimadas. Por lo tanto,  algunos autores calculan una cifra intermedia a la de estos organismos.
[11] Cabe resaltar que nuestro país ha mantenido durante años una eficiencia de producción relativamente baja que se expresa en la extracción del 23 – 24 % (tasa de extracción = faena sobre stock)
12] Coordinador del Programa nacional de Carnes del INTA, Balcarce.
[13] Especialistas del INTA, señalan que el total de cabezas se incrementó en un 14% en los últimos años, mientras que la cantidad de novillos experimentaron un aumento del 27%. Esto demostraría, según Rearte, que gran parte de los terneros que en la década pasada eran llevados a la Región Pampeada hoy completan el ciclo en esa región.
[14] Rearte Rearte, D: Distribución territorial de la ganadería vacuna” INTA. Noviembre de 2007. www.inta.gov.ar
[15] Esta nueva forma de producir carne en nuestro país, poco más de diez años, actualmente cuenta con alrededor del 5% por rodeo nacional bajo este sistema caracterizado por la presencia de empresas que se dedican al engorde de corral.


Extraído de Liberali, Ana y Omar Gejo (directores) (2010) La Argentina como Geografía. Procesos Productivos e Impacto Social (1990-2008). Universidad Nacional de Mar del Plata. Universidad Nacional de Luján. Centro de Estudios Alexander von Humboldt. Unión Geográfica de América Latina. Red Latinoamericana de Estudios Geográficos de la UGI. Buenos Aires. ISBN 978-987-97685-5-6; pp. 65-80.

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