jueves, 10 de mayo de 2012

Geografía del Piquete


Geografía del Piquete1

Ana Laura Berardi
Centro Humboldt
UNMDP

Introducción

Los años ´90 sin duda han significado para el mundo, y por consiguiente para la Argentina la agonía de una etapa del capitalismo. En un mundo que se “globaliza”, en donde los espacios se acercan cada vez más, según el discurso dominante, la realidad muestra que existe cada vez mayor exclusión, que los espacios se  desarticulan, en pos de lograr un objetivo: sostener el sistema bajo cualquier circunstancia. Muestras más que evidentes es que el precio que debe pagar gran parte de la población mundial es demasiado oneroso, y lo hace saber. Múltiples manifestaciones, desde todos los sectores, han emergido a la superficie y no solamente tienen su origen en las áreas periféricas, sino que muy por el contrario, la crisis también ha tocado la puerta de los países centrales. Como muchas veces se ha mencionado “el capital no tiene fronteras”, parece ser que la pobreza y la marginalidad tampoco.   
Es en este contexto de crisis de la economía capitalista donde en donde se enmarca la  aparición de esta  “novedosa”, para los medios de comunicación, forma de protesta.
Mucho se ha hablado y se ha escrito, desde diversas corrientes ideológicas, como así también desde varios espectros del campo científico, sobre  el fenómeno piquetero. Es por esta razón que desde la geografía no se debe estar ajeno a la aparición de este movimiento que sin dudas ha transformado la lucha social en los últimos años en la Argentina.

1Este trabajo forma parte de las investigaciones realizadas en el proyecto de investigación “Políticas macroeconómicas Políticas macroeconómicas y sistema regional argentino (1990 2005). Una división interna del trabajo”  que desarrolla el Grupo de Estudios Regionales en la Universidad Nacional de Mar del Plata.


Si bien, como fue mencionado en el párrafo anterior, existen variadas formas de abordar dicha problemática, este trabajo específicamente intentará enfocarse desde la perspectiva geográfica, teniendo como eje central a la región. Para ello se tomará como sustento teórico metodológico la concepción de región desarrollada por Horacio Sormani. Es por esto que será de vital importancia efectuar un relevamiento de las políticas implementadas durante la última etapa en Argentina (entendiendo a ésta en un proceso dinámico de la economía mundial), como así también las implicancias sociales y económicas que desencadenaron el proceso en cuestión a partir de la singularidad de las relaciones que en el espacio establezcan las diferentes clases sociales entre si, como así también con el medio en el cual se asientan.

 
La antesala de los piquetes

            Si bien este movimiento es un fenómeno que tiene poca data, para entender por qué se desencadenó debe hacerse referencia a los acontecimientos económicos sucedidos a finales de la década del ´60 y por sobre todo a las repercusiones que fuertemente se suscitaron en Argentina a partir del año 1975.
             El final de los ´60 avizoraba una de las tantas crisis cíclicas por las que ha atravesado el capitalismo. El freno al desarrollo de la economía, especialmente en las áreas centrales, va a tener sus repercusiones en la periferia. 
El desencadenante de la crisis tiene su génesis en el descenso de la productividad del trabajo. Es así que se asiste a una reestructuración del sistema productivo, en donde se intenta por un lado, compensar la crisis con la sobreexplotación de la mano de obra, y por otro, a partir de la reestructuración tecnológica, con una profundización en el desarrollo científico. Dicho proceso va a adquirir el carácter cerebro –intensivo, con una fuerte tendencia a la mecanización, lo que implicó el debilitamiento y desplazamiento de la clase trabajadora. (Morina, 2004: 10 – 11)
Pero si ya se estaban vislumbrando transformaciones en el SEM, las crisis petroleras del ’73 y ’79, van a desequilibrar a los países dependientes de esta materia prima, profundizando aún más el proceso de expansión de las áreas centrales. Se estaba asistiendo a la agonía del Estado de Bienestar.
En este contexto se manifestaba claramente la imposibilidad fáctica de desarrollo de procesos industriales autónomos en las áreas periféricas. La penetración del capital extranjero proveniente de las áreas centrales  es cada vez más profunda. De esta forma, paulatinamente van a quedar relegadas las ramas industriales tradicionales, surgiendo una nueva forma de producir. Estas transformaciones van a conducir a la profundización del proceso de terciarización. (Gejo y Liberali, 1990: 34)
 Es así que las clases trabajadoras ven deteriorarse a pasos agigantados sus condiciones laborales. Si bien había existido un intento fallido, durante el gobierno dictatorial de Juan Carlos Onganía, de imponer medidas que conducían a esta nueva reestructuración del capital, las mismas fueron repelidas fundamentalmente a partir de una clase obrera organizada que se resistía a perder las conquistas por las que tanto había luchado. Una de las más claras manifestaciones de estos procesos de resistencia esta dada por el levantamiento de los sectores obreros y estudiantiles, denominada el “Cordobazo”, en mayo de 1969. Cabe destacar que este proceso desencadenó movimientos similares en el resto del territorio (Viborazo, Rosariazo, Tucumanazo, etc.) que daban muestras del descontento generalizado de la población. Dichas expresiones populares significaron el acta de defunción de la Revolución Argentina. (Morina: 2004: 24).
A pesar a haber “frenado” la implementación de las medidas regresivas, el capital transnacional, así como también los grupos hegemónicos locales no mermaron sus fuerzas en tratar de imponer este nuevo modelo. Suceso que se vería plasmado posteriormente.
En este contexto, las clases populares esperaban que la vuelta del General Perón pudiera rememorar los dichosos ’40. Pero los tiempos habían cambiado. Su muerte dejó un estado de anarquía que tendría uno de los  finales más nefastos de la historia argentina.
La ruptura con las alianzas que habían sustentado al peronismo van a echar por tierra cualquier intento de sostener políticamente el gobierno de María Estela Martínez. La lucha contra los grupos armados, así como también el proceso inflacionario que aumentaba en demasía intensificaron aún más el clima de inestabilidad política.
En este marco, los organismos multilaterales, influenciados desde las áreas centrales, comenzaban a imponer una serie de medidas para “sostener la economía”. El año 1975 va a significar un punto de quiebre para la historia reciente del país. Durante el gobierno democrático, el ministro de Economía Celestino Rodrigo intenta aplicar un paquete de medidas, que condujeron directamente al derrumbe del gobierno justicialista. Fue el intento de aplicar medidas regresivas, que apuntaban a la concentración y centralización del capital y a la redistribución inequitativa de los ingresos. Obviamente las organizaciones gremiales combativas, con una forjada experiencia de lucha frenaron nuevamente, dicha iniciativa.
Lo que no se pudo por la razón lo debía imponer la fuerza. Es así que en marzo de 1976, siguiendo el ejemplo de otros países latinoamericanos se produce el golpe de Estado.
A partir de ese momento se origina lo que Martín Schorr denomina como “una suerte de revancha clasista”2 Se había formado una nueva alianza y ésta precisamente no incluía a los trabajadores.  La nueva hegemonía estaba sostenida por los grupos extranjeros y sus socios nacionales, vinculados a la importación y exportación y al sector financiero. A estos se les
sumaron los sectores industriales que no estaban protegidos. Esta alianza desde ya, no hubiera sido posible sin la connivencia del Estado. (Schorr, 2005: 18)
El proceso de sustitución de importaciones había llegado a su fin. El nuevo modelo de acumulación ya no giraba en torno a la industria, sino que el nuevo motor dinamizador de la economía pasa a manos de capital financiero.

 2 Schorr, M. Modelo Nacional Industrial. Límites y posibilidades. Claves para todos. Capital Intelectual, Bs As. 2005.  



El objetivo de “reorganizar” la Argentina necesitaba un nuevo paquete de medidas que condujeran a las transformaciones deseadas por los grupos de poder. Entre las medidas aplicadas se pueden destacar el congelamiento de los sueldos, la eliminación del sistema de control de precios, así como la apertura comercial. Esto  no hizo más que disparar el proceso inflacionario y el endeudamiento externo. (Schorr, 2005: 19)
 Dentro de las ramas de la economía, la industria doméstica, tuvo una merma considerable. Como lo explica Schorr:
“(…) en los años posteriores al golpe de Estado más de 20 mil establecimientos cerraron sus puertas, el producto bruto del sector cayó cerca de un 10% entre 1976 y 1983, la ocupación disminuyó en forma pronunciada (casi un 35 % entre esos años) y se redujo el peso relativo de la actividad manufacturera en el conjunto de la economía (pasó del 28 % al 22%).”3
Ahora bien, a pesar de este proceso de desindustrialización que se venía gestando, no todas las ramas industriales tuvieron el mismo impacto, las industrias que tenían un impulso exportador salieron airosas. El mayor golpe cayó sobre las Pymes, pero fundamentalmente sobre quien va a recaer todo el peso de la nueva dirección de la economía es sobre los trabajadores, quienes vieron caer sus salarios estrepitosamente, en el caso que aún conservaran su trabajo. (Schorr, 2005: 20/Gejo y Liberali, 1990: 37)
Esta situación generó un sinnúmero de protestas de los nuevos desplazados por el modelo, a los que desde el Estado se respondió con tortura, persecuciones y muerte. Se estaba asistiendo a una de las etapas más oscuras de la historia argentina.
La herencia dejada por la dictadura militar tiene como saldo la muerte y desaparición de personas, como así también un alto endeudamiento externo además del desmantelamiento del sector productivo nacional. Este es el legado que va a tener el nuevo gobierno democrático.

3 Ibídem. Pág. 19




La gran preocupación del gobierno de Raúl Alfonsín era renegociar el alto endeudamiento externo que tenía el país. Era evidente que no estaba dentro de las intenciones del nuevo mandatario incumplir con los acreedores externos. Es por esto que en lo sustancial no se van a efectuar demasiadas modificaciones.
Entre los cambios que propuso el radicalismo se destacan la restricción a ciertos productos importados y a la liberalización del sector financiero. Pero en concreto la política económica continuaba beneficiando a los grupos económicos más poderosos. En este contexto los más perjudicados continuaban siendo los trabajadores.
La crisis de los productos agrícolas en el mercado mundial a mediados de la década del ’80, va a desestabilizar aún más las erosionadas bases sobre las que se sostenía la economía.
Por otra parte se va a desatar una crisis inflacionaria que parecía imposible de contener. Los indicadores habían pasado de 400% en 1983  a casi 1000%  dos años después.
Para tratar de contener tal torbellino se implementa un plan de ajuste que se denominó Austral. Esto va a traer como consecuencia que se desplazara la redistribución del ingreso como objetivo de estado y se privilegiara el pago de la deuda externa.
 A partir del año 1987, como un intento más de solucionar la crisis sin modificar el modelo, se toman en cuenta los consejos de los organismos multilaterales, que proponen como solución la reestructuración del Estado a través del proceso privatizador (1988), hecho que es desechado por la oposición, al menos por el momento. (Morina, 2005: 366, 367).
El cese de pago de la deuda externa va a dejar sin red de contención a un ya deteriorado gobierno. A comienzos del ’89 el proceso hiperinflacionario terminó por concluir antes de tiempo con el gobierno radical. Definitivamente fue la década perdida tanto para los trabajadores como para los pequeños productores que se vieron quebrados en función de los beneficios de las grandes empresas. 
El comienzo de la década del ’90 va a encontrar a Carlos Menem a cargo del gobierno nacional. La principal preocupación era combatir la inflación que ya había terminado con el régimen radical. Para ello implementó las medidas que desde el FMI y el Banco Mundial, entre otros, recomendaban.
Para estabilizar la economía, la solución parecía ser reestructurar el Estado. El gurú nacional que iba a llevar adelante dichas medidas es el Ministro de Economía Domingo Cavallo.
Como punto de partida Cavallo puso en marcha una reforma monetaria estableciendo una paridad fija entre el peso y el dólar. 
Por su parte la reforma estatal implicó que el estado argentino se deshiciera de todo su patrimonio, desde las empresas de servicios hasta la empresa petrolera YPF.  
El proceso privatizador llevó a que las empresas extranjeras mayoritariamente, o en su defecto, los grandes conglomerados nacionales, quien se hubiera hecho adjudicatario de la prestación del servicio obtuvieran ganancias fabulosas: con un mercado de servicios esenciales prácticamente cautivo, ganancias en dólares, cero riesgo empresario y escasa o nula inversión en mejoras de las infraestructuras, era un negocio para nada despreciable.
Como se analizará posteriormente, los impactos sociales así como territoriales tuvieron diversos matices, pero todos ellos más que negativos.
Si antes la lucha era en las fábricas, el nuevo espacio son las rutas…


Radiografía de la protesta

Un análisis regional

             Si bien las políticas macroeconómicas se implementan a nivel nacional, cuando se intenta analizar los procesos desde el punto de vista regional, indefectiblemente se deben establecer diferenciaciones que provienen específicamente del desarrollo desigual y combinado que adquiere el desarrollo de las fuerzas productivas en cada formación regional.
            El espacio es un producto de la sociedad en un momento histórico. Las características que adquiera dicho espacio devienen del grado de adelanto o retroceso de las fuerzas productivas. Tal desarrollo es consecuencia de la lucha de clases. (Sormani, 1977) Dicho de otra forma, las regiones se estructuran en función de la división social territorial del trabajo. Esta división del trabajo ha generado (y genera) una diferenciación de los espacios, que ponen en relevancia a unos y relega a otros, en función del proceso de acumulación vigente, generando conflictos y contradicciones. Esta segmentación entre espacios centrales y periféricos no se mantiene estática, sino que por el contrario adquiere un dinamismo según evolucione o se contraiga el desarrollo de las fuerzas productivas. 
            Cutral Co y Plaza Huincul, en la provincia de Neuquén,  son un claro ejemplo del apogeo y ocaso. Estas ciudades, se estructuraron a partir de las riquezas que su subsuelo les brindó: el petróleo. El desarrollo industrial que comenzaba a consolidarse a partir de la década del ´40 tuvo como uno de los grandes íconos de la empresa del Estado precisamente a YPF. Como certeramente definen Svampa y Pereyra, en YPF se tenía

            “(…) una carrera estable que incluía a familias y generaciones completas socializadas en el marco de la estabilidad y el bienestar social”. 4

 Esta posibilidad de ascenso social y de relativa estabilidad socioeconómica le brindó a estos enclaves una importa muy particular. 
            Pero durante la década de los ´90, los años dorados llegaron a su fin. Las políticas de ajuste que implicaban, entre otras medidas, la reforma del Estado, representó el golpe de gracia para el desarrollo de estas economías. La privatización de YPF trajo aparejada una reorganización interna de la empresa, lo que significaba una disminución considerable de la fuerza de trabajo empleada, producto por un lado, de la modernización en base a un esquema de mecanización de las actividades, y por otra
parte, el recorte de personal, ya que la “nueva” empresa ya no cumplía la función social que otrora el Estado había concebido. El resultado de ello se tradujo masivos despidos y contratos laborales “flexibles”, acorde con la nueva modalidad de empleo que se recetaba desde los organismos internacionales.

4 Svampa, M. y Pereyra, S. Entre la Ruta y el Barrio. La experiencia de las organizaciones piqueteras. Editorial Biblos. Bs As. 2003. Pág. 17




Ante esta situación crítica, en el año 1996, en las ciudades del sur argentino (Cutral Co y Plaza Huincul) se daría un hito fundamental en la historia reciente del país: el surgimiento de los cortes de ruta, popularmente llamados piquetes, proceso que posteriormente se transformaría en una modalidad extendida por todo el territorio nacional. El impacto fue muy grande por dos razones, la primera porque en un país con una estructura centralista, se estaba produciendo un fenómeno, que tendría alcance nacional, pero que precisamente no se había desencadenado, en un área central, sino muy por el contrario, su génesis estaba en ciudades relativamente pequeñas y alejadas de la capital. En segundo lugar, no se trataba de una protesta cualquiera; quienes estaban al frente de las movilizaciones representaban simbólicamente el fin de una etapa. Como los denominan Svampa y Pereyra, se trataba nada más y nada menos que de:

            “… los (ex) trabajadores mejor pagos del (ex) Estado de Bienestar…”5.

            Una ciudad que vivía por y para la empresa, era de esperar que se movilizara en forma conjunta y que esto no se viera solamente como un reclamo sectorial, que en definitiva no lo era.
            Apuntando a la misma problemática, Raúl Zibechi la describe de la siguiente manera:
            “… [son] el producto de la desarticulación vertiginosa de una economía de enclave en donde el rol de YPF fue mayor. Teniendo en cuenta que YPF fue la expresión más “acabada” del modelo nacional popular, resulta necesario subrayar que puebladas y piquetes convergen, por primera vez, ahí en donde la experiencia de la desocupación se expresa abruptamente en el más crudo y abierto desarraigo.”6

5 Ibídem
6 Zibechi, R. Genealogía de la Revuelta. Argentina: la sociedad en movimiento. Letra Libre – Nordan comunidad. Bs As. 2003. Pág. 14.



Como se planteó anteriormente, este acontecimiento era sólo el comienzo de un sinnúmero de protestas que se iban a desarrollar en el país durante los años siguientes (ver mapa Nº 1)7, y aún en la actualidad, aunque con menor impacto.
Pero 1997, al igual que el año anterior también va establecer un punto de inflexión en la historia del movimiento piquetero. El crecimiento de la pobreza, vinculado a una desocupación en aumento y al deterioro de las condiciones laborales, va a generar que el proceso se extienda a otras zonas del país. Ya no sólo eran Cutral Co y Plaza Huincul, sino que se van a sumar Mosconi y Tartagal, como así también Córdoba, Cruz del Eje, Mar del Plata, Florencio Varela, La Matanza y Quilmes, entre otros. (Svampa y Pereyra, 2003: 18).
Ahora bien, si se establece una mirada regional, las políticas de ajuste no tuvieron el mismo impacto en cada una de las ciudades que comenzaban a levantarse. La historia que cada formación social ha desarrollado en los diferentes espacios hace que  adquieran su propia especificidad. (Ver anexo)
            En los casos de las ciudades del conurbano bonaerense o los centros industriales tradicionales, (La Mantaza, Quilmes, Florencia Varela, Córdoba, Rosario, Mar del Plata)8, eran afectados por el proceso de desindustrialización, producto de la política monetaria (convertibilidad) y de la apertura de la economía, que indefectiblemente llevó al cierre de las fábricas o al traslado de las mismas hacia fuera de las fronteras argentinas.  El proceso de desindustrializción creciente estaba dejando su huella.
Por su parte, no sólo las ciudades que habían actuado como enclaves de la ex YPF sufrían las consecuencias de la privatización, el caso de Río Turbio, en la provincia de Santa Cruz, importante bastión de YCF, así como también en la provincia de Jujuy o San Nicolás por la venta de Altos Hornos Zapla y SOMISA respectivamente. En todos estos casos, la posibilidad de reincorporarse al sistema productivo, al menos en condiciones de relativa estabilidad, resulta prácticamente nula.


7 Como afirma Marta Vasallo, el aumento de los cortes de rutas fue altamente significativo: sí durante 1997, año en que se desarrollan los cortes en todo el país, fueron 140,  sólo en los primeros 6 meses del 2002, ya se habían producido 1609. Vasallo, Marta: “Existir contra el aniquilamiento”. En: Le Monde Diplomatique. Número 38. Agosto de 2002.

8 Es importante destacar que desde que se efectúa la medición del empelo, a través de la Encuesta Permanente de Hogares, (EPH), tanto Mar del Plata como Rosario han ocupado los primeros puestos de desocupación y subocupación en el país.




A su vez, el achicamiento del Estado, significó el despido masivo de los trabajadores, como también el deterioro de las condiciones laborales, especialmente en las ramas de la salud y de la educación. Si bien, este es un proceso que se manifestó en todo el territorio, el impacto fue mucho más profundo en las provincias en donde el empleo estatal es la principal fuente de trabajo, caso de La Rioja y Formosa. (Manzanal, pág. 77).
Por otra parte, las regiones que sustentan su economía en base a la producción de bienes agrícolas también se vieron afectadas por los procesos que se estaban desarrollando en el país. Por un lado, las actividades que dependían de la industria nacional, como es el caso del algodón en el Chaco y Formosa, ante la caída de la actividad textil, vieron desaparecer su principal mercado. Por otra parte, la supresión de los entes reguladores de las diversas producciones, significó que en muchos casos se pensara erróneamente en la sobreproducción como una salida a la situación crítica en la que se encontraban los productores agropecuarios. Todo lo contrario, esto representó la ruina de los pequeños productores que se vieron absorbidos por los grandes grupos, que tenían el capital suficiente como para desarrollar una producción integrada, a partir de la acumulación de capital como así también ante la mayor posibilidad de acceder a líneas de créditos. Como afirma Alejandro Rofman, en el caso de la actividad Frutícola en el Alto Valle del Río Negro, alrededor del 15% de los productores quedaron fuera del esquema productivo, es decir aproximadamente entre 700 y 800 familias se vieron desplazadas de sus pequeñas propiedades. (Rofman: 2002).
Ahora bien, esta reestructuración del sistema productivo no sólo implicó el crecimiento de los grandes productores, sino que a su vez, aparecen nuevos actores sociales como es el caso de los pool de siembra, representados por grandes conglomerados económicos, que destinan capital de otras ramas de la economía hacia la agricultura, generando excedentes y estableciendo precios por los cuales los pequeños productores no pueden competir.
Por último, también dentro de la actividad agraria, la expansión de la soja ha provocado el reemplazo de cultivos tradicionales y el desmonte masivo, especialmente en el norte de Argentina (Chaco, Salta y Jujuy), dónde las comunidades aborígenes y los campesinos han sido expulsados de sus parcelas, pasando a integrar las ya numerosas villas de emergencia de las grandes ciudades.
Como se puede observar, por diversas circunstancias, un fenómeno que nació en localidades lejanas a la “capital” se fue expandiendo a lo largo de todo el territorio. Como plantean Svampa y Pereyra:

“Como suele suceder, el “efecto contagio” es tal que no reconoce fronteras pero tampoco discrimina categorías sociales: allí hay agricultores, camioneros, empleados estatales, desocupados (…)”9


¿Qué papel ha cumplido el Estado?

Muchas veces desde distintos medios se ha planteado que el Estado durante esta nueva etapa ha estado ausente. Nada más alejado de la realidad.
Las políticas implementadas desde el Estado Nacional apuntaron a beneficiar a las grandes empresas privadas, especialmente de origen extranjero, así como también cumplir de forma puntual a los organismos multilaterales, a través de reformas que permitieran el pago de la deuda externa.

Como plantea Horacio Sormani, la superestructura:

“participa también en el espacio para caracterizar y dar relieve a la lucha manifiesta de clases y a la imposición de un dado patrón de división social del trabajo.”10

9 Svampa, M. y Pereyra, S. Op. Cit. Pág. 18.

10 Sormani, H. Op. Cit



Como ya se ha desarrollado, esta nueva realidad va a entablar un conflicto de clases que va a adquirir mayor o menor relevancia en función del grado de impacto que hayan tenido dichas transformaciones.
 Para poder sostener esta nueva relación de clases que, a su vez implica un modelo productivo que difiere del anterior, actúa de dos maneras ante la profundización de la protesta: por un lado, a través de la represión11, cuando esta metodología no ha sido posible de implementarse, el asistencialismo a través de los planes de ayuda social ha resultado un salvoconducto para frenar la protesta, al menos de forma parcial. La creación de los planes sociales, en algunos de los casos ha pasado a reemplazar la función social que el Estado había tenido en etapas anteriores, siendo no solamente un mecanismo para aligerar los levantamientos populares, sino que también ha significado un mecanismo de cooptación política, estableciendo redes de clientelismo político muy fuertes.


¿Por qué fueron viables los cortes de ruta?

 “(…) la extensión y profundidad que haya logrado el proceso de división del trabajo en el plano territorial exigirá un volumen mayor de desplazamientos.”12

Si bien, la infraestructura de transporte, siempre tuvo una forma concéntrica, con principio y fin en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y con mayor densidad dentro de la región pampeana, tanto el Estado como los agentes privados, apostaron a la integración territorial. Si bien este proceso va a comenzar incluso durante la etapa de desarrollo hacia fuera (modelo agroexportador), adquirió mayor magnitud, especialmente durante la etapa de sustitución de importaciones, en donde las regiones extrapampeanas actuaron como proveedoras de materias primas para la industria nacional.

11 Durante los años que han transcurrido desde que comenzaron los primeros cortes de ruta varias han sido las muertes como consecuencia de la represión policial, tal es el caso de Teresa Rodríguez,  Víctor Choque, Aníbal Veròn, Maximiliano Kosteki y Darío Santillàn, entre otros.

12 Sormani, H. Op. Cit.



Ahora bien, los cambios políticos económicos implicaron una primarización de la economía, en donde la región pampeana continúa teniendo primacía. La concentración del capital marca como tendencia la reducción de los desplazamientos. (Sormani, 1977) Ya no importa demasiado que exista una conectividad eficiente del resto de las regiones si las actividades que mayor rentabilidad están generando se encuentran en la región central de la Argentina. Es por esta razón que durante esta etapa se va a producir el levantamiento masivo de los ramales ferroviarios. Bajo el lema “ramal que no produce, ramal que se cierra” se llevo a cabo la reforma del sistema ferroviario argentino. Si bien es importante destacar que los sectores privados se hicieron cargo de los servicios que efectivamente continuaban produciendo rentabilidad, como es el caso de los servicios interurbanos del AMBA. Para el resto del territorio nacional, históricamente el ferrocarril había cumplido una función social de especial relevancia, no sólo por significar un símbolo de “prosperidad”, sino también por que hasta la actualidad muchos de los pequeños poblados dependían del tren para comunicarse así como también para abastecerse de elementos tan fundamentales como agua potable y medicamentos. (Cena, 2003: 203, 204). Pueblos enteros desaparecieron conjuntamente con el ferrocarril.
No solamente se van a percibir cambios en el ferrocarril, sino que también el sistema vial sufrió importantes modificaciones, la concesión de las principales rutas del país significó el incremento sustancial en las tarifas de fletes de los productores regionales y por consiguiente el peso recayó en los más pequeños, siendo esto un aditamento más para la ya crítica situación. Pero a su vez, para que esta inversión pudiera ser verdaderamente rentable se debía asegurar que fueran las únicas vías de circulación, esto trajo como consecuencia el deterioro sistemático de todos los caminos alternativos.
El título de este apartado pregunta acerca de la viabilidad de los cortes de ruta. El proceso de Apertura, que se va a profundizar a partir de la dictadura militar, sólo pudo ser factible mediante el desmantelamiento de la resistencia popular. La década de los `90  encuentra una clase obrera fragmentada y relativamente desmovilizada,  pero con condiciones objetivas, expresadas a lo largo del trabajo, que indujeron a una reorganización y movilización.
Ahora bien, esta nueva modalidad de protesta (cortes de rutas) no solamente se van a producir por la transformación de una parte de la población “ocupado” a “desocupado”, sino que precisamente pudo ser posible por la desestructuración del sistema de transporte: sí se levantan los ramales ferroviarios, sí se priorizan las rutas con peajes y por ello se deterioran el resto de los caminos alternativos, será mucho más probable para esta aggiornada resistencia poder cortar las rutas, siendo una medida que no solamente va a tener impacto desde el punto de vista mediático sino que también va a ocasionar importantes pérdidas económicas para los grupos dominantes.


A modo de conclusión

             Los cambios ocurridos durante los últimos 15 años, han tenido grandes repercusiones socioeconómicas que por consiguiente se han plasmado en el espacio. Como se planteó en la introducción, es por ello que desde la geografía no se debe estar ausente en los análisis que se efectúen al respecto.
              Por esta razón, se ha creído que el análisis regional propuesto por Horacio Sormani resulta el más adecuado para abordar dicha problemática.
            A diferencia de otras corrientes que plantean que la crisis por la que atraviesan las economías regionales en los últimos años, a raíz de las políticas de ajuste que han primado en la Argentina, se debe “repensar”13 a la región desde lo global y lo local, en palabras de Sormani, esto significaría recortar a la región en función de necesidades específicas. La región es objetiva, existe a pesar de la mirada del investigador. Todo lo que ocurre en ella es producto de las relaciones históricas que han entablado las diversas formaciones sociales entre y con el medio. El cambio del modelo productivo implica que se está desarrollando un nuevo proceso de acumulación, pero no que se este modificando la región en si misma. (Sormani, 1977)

13 Para ampliar ver: Manzanal, M. “La cuestión regional en la Argentina de fin de siglo”. En: Realidad Económica. Nº 166    


       

Este nuevo modelo de acumulación ha prescindido de una importante cantidad de población. Las políticas implementadas han llevado a una concentración cada vez más profunda del capital y por consiguiente a una nueva división territorial del trabajo, en donde algunas regiones prevalecen otras son relegadas.
La dinámica propia del capitalismo hace que todo deba ser pasado por el tamiz de la rentabilidad económica y la tan mentada competitividad. La función social que otrora el Estado cumplía, para suplir estas disparidades, en esta era ha desaparecido. Pero no solamente se ha transformado el modelo económico, sino que la protesta social ha ido al compás de estos cambios. El capitalismo ha gestado dentro de su seno la resistencia, producto de las diferencias y de la exclusión que genera.
El paso de la fábrica a las calles de cierta manera manifiesta el impacto que han tenido las nuevas políticas en la sociedad argentina. Es en este marco donde nacen los piquetes.

A la fragmentación territorial impuesta desde “arriba” se le respondió con fragmentación y paralización desde “abajo”.













Mapa 1 : Piquetes de la República Argentina- Año 2001


Fuente: www.elpiquete.com.ar



ANEXO

. Capital Federal y Buenos Aires: movilización de trabajadores estatales por el centro, y por el corte parcial de la Costanera efectuada por trabajadores aeronáuticos en Aeroparque. Marcha desde Congreso a Plaza de Mayo con las Juventudes estudiantiles, sindicales y cooperativas. Convoca: universitarios, estatales, docentes y organizaciones sociales. Corte de Ruta 3 frente al Hospital Parisién en La Matanza; corte de 7 y 32 en La Plata; ocupación del Hospital Posadas en Haedo; corte y concentración en Camino Negro y La Roque en Lomas de Zamora; en Ezeiza corte de la ruta 205; corte y concentración frente a Plaza Alsina; corte del cruce de Florencio Varela; corte de Gaona y Ruta 23 en Moreno; marcha a la Quinta Presidencial en Vicente López; marcha y festival en el centro de Gral. Rodríguez; corte y olla popular en Av. Mitre y Defensa en San Miguel oeste; brazo simbólico al Hospital Mercante en José C. Paz.
En el interior, corte de la ruta 88 en Mar del Plata; cortes en el centro de la ciudad en Bahía Blanca, La Plata: fue otro polo fuerte, donde más de medio millar de personas se congregó en seis piquetes. 
Conjuntamente con Córdoba, durante la etapa de mayor crisis de la Convertibilidad (2000–2001), se registran los mayores niveles de crecimiento de la desocupación.
· Neuquén: unas 4.000 personas cortaron el puente que la une a Cipolletti. Había 200 gendarmes pero no hubo incidentes.
En Cutral Co y plaza Huincul en sólo 8 años (1991–1999), el personal ocupado por REPSOL – YPF pasó de 4000 a 400. 1.700 desempleados comenzaron nuevos emprendimientos que rápidamente fracasaron.
· Córdoba: manifestantes realizaron varios cortes en el centro de la capital, corte del Puente Barrio Las Violetas; corte ruta Nº. 9 ciudad de Córdoba. Cortes y movilizaciones en Río Tercero, Villa María, desocupados y trabajadores de la fábrica militar cortaron la ruta 9.
· Rosario: la CTA y la CGT-San Lorenzo encuadrada en la Corriente Clasista y Combativa cortaron la ruta nacional 11 frente a la fábrica militar de Fray Luis Beltrán. También hubo cortes sorpresivos en el centro de la ciudad.
· Concordia: hubo cuatro detenidos por ebriedad y portación de armas blancas y de fuego, que se encontraban quemando neumáticos en la ruta 14. El Gobierno habló de otros cinco detenidos en Paraná.
· Chaco: cortes de ruta en Resistencia (Ruta Nac. 11); Quitilipi (Rutas 16 y 4); Sáenz Peña (Rutas 16 y 95; calle 51). Convocan CTA, desocupados y campesinos. Un patrullero que quiso atravesar un piquete en la ruta 11, en el acceso sur a Resistencia, fue atacado a ladrillazos. El chofer-policía hizo dos disparos al aire.
. Bariloche: la ruta nacional 258 que va hacia El Bolsón fue bloqueada por unos 70 desocupados y miembros de la CTA, quienes desafiaron lluvias heladas y una sensación térmica de 15 grados bajo cero.
· Misiones: se bloqueó la ruta 12 en el ingreso a Posadas. Paro activo, movilización y cortes de calles frente a organismos públicos. Convocan ATE, Judiciales, docentes y FTV.
· Salta: Hubo cortes en Tartagal y Mosconi, donde hace poco hubo dos muertes.
. Santa Fe: cortes de calle y ollas populares en Av. Perón e Iturraspe; Av. Allen y 27 de Febrero y movilización a la casa de Gobierno con pedido de Audiencia Al Intendente. En Rosario: cortes en Battle y Ordóñez y Boulevard Oroño (zona Sur); en Casiano Casas y Sorrento (zona Norte); Av. Perón y Moré (zona oeste). Clase pública frente a la Universidad. Convocan: estatales, movimiento de desocupados, FTV-CTA y organizaciones no gubernamentales.
· Corrientes: marcha multisectorial desde Plaza Cabral hasta Casa de Gobierno. Convocan CTA, gremios independientes y organizaciones barriales.
· Entre Ríos: caminata por Ruta 4 en la ciudad de Concordia. Olla popular en barrios de la ciudad. Carpa de docentes y centros de estudiantes universitarios en Plaza 25 de Mayo. Ayuno en el Hospital Felipe Heras. Convocan: CTA, universitarios y organizaciones de desocupados.
· Santiago del Estero: asambleas y cortes de calles frente a los organismos públicos. Concentración frente al Anses. Marcha por el Centro de la ciudad. Instalación de carpas negras campesinas contra los desalojos. Convocan: estatales, universitarios y organizaciones campesinas.
 · San Luis: martes volanteada y asamblea en Villa Mercedes. Movilización y corte de la Ruta 148 frente a la Universidad el día miércoles. Caminata por el centro de la ciudad y clase pública. Convocan universitarios, estatales y comerciantes.
· San Juan: paro de estatales con cortes de calles frente al Municipio en Caucete; en San Luis y Mendoza; Av. 9 de Julio y Rawson en San Juan capital. Convocan: CTA, organismos de Derechos Humanos; universitarios y docentes; estatales; desocupados y organizaciones barriales de villas y asentamientos.
· Salta: Jornada nacional de trabajadores  y estudiantes de la Universidad. Movilización al centro de la ciudad. Marcha a tribunales y acto público. Concentración en la Plaza 9 de Julio. Corte y tractorazo de la rotonda de Limache. Convocan: CTA, CCC, organismos de derechos humanos y productores tabacaleros.
 · Jujuy: paro 72 hs. y asamblea de estatales. Cortes de ruta en La Quiaca, Abra Pampa, Tilcara, Libertador, San Pedro, Perico, El Carmen, Palpalá, Monte Rico, San Salvador (zona céntrica y en la entrada a la ciudad).
56.6% de los habitantes ya vivía por debajo de la Línea de Pobreza, principalmente como consecuencia de la reestructuración del complejo azucarero y de los Altos Hornos Zapla.
· Mendoza: concentración y corte de calles frente a la Legislatura Provincial. Convocan FTV-CTA; gremios estatales y organizaciones sociales.
· Comodoro Rivadavia: corte de la ruta nacional Nro. 3 y Constituyentes por 72hs. Convoca: Coordinadora de Desocupados y Federación Tierra y Vivienda CTA.
Debido a la privatización de YPF, la cantidad de personas empleadas por la empresa se redujo de 1500, en 1991, a 250 empleados en 1999.
· Tierra del Fuego: corte de la ruta nacional Nro. 3 en la ciudad de Ushuaia. Marcha y acto en la Plaza Cívica. Asamblea de estatales. Convocan: FTV-CTA, organizaciones de desocupados y estatales. El dirigente de ATE Daniel Moreno fue detenido cuando la Policía quiso desalojar al mediodía la ruta 3.

Fuente: Elaboración propia en base a datos de los cortes de ruta de agosto de 2001 (www.elpiquete.com.ar) y Rofman, A. “Destrucción de las economías regionales”. En: Le Monde Diplomatique. Nº 38. Agosto de 2002.



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En Internet:



Extraído de Liberali, Ana y Omar Gejo (directores) (2009) La Argentina como Geografía. Políticas Macroeconómicas y Sistema Regional (1990-2005). Universidad Nacional de Mar del Plata. Centro de Estudios Alexander von Humboldt. Unión Geográfica de América Latina. Red Latinoamericana de Estudios Geográficos de la UGI. Buenos Aires. ISBN 978-987-97685-3-2; pp. 183-202.

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